Recuerdo
cuando era niño con 7 años, la noticia del fallecimiento de un
personaje de la época: Bruce Lee. No tenía ni la menor idea de quien era
este personaje, pero el hecho es que marco una idea fija en mi mente
cuando observe por primera vez sus películas en el cine. Jugábamos a ser
Bruce Lee en la plaza. Uno de nosotros hacia de Bruce Lee y los demás
de villanos. “Bruce Lee” se colocaba en el centro y los demás atacábamos
como posesos al héroe. Claro está, el que atacaba lo hacia ralentizado
y el que defendía hacia lo que podía, gesticulando y gritando lo más
parecido a Bruce Lee.
Años más tarde concretamente en Junio de 1984,
vino a nuestra pedanía un muchacho que provenía del
País
Vasco. Era Francisco Jarít Osuna, un muchachote bien parecido que se
dispuso a abrir un Dojo (Gimnasio) de Karate. Por aquel entonces
Francisco, Paco para los amigos, era cinturón marrón, pero se colocaba
el cinto negro para darnos clase (eso lo supimos años más tarde). Me
apunte de los primeros a
recibir clase de Karate sin que mi padre lo supiera (para el no era de
su agrado eso de pegar saltos y dar patadas). En secreto asistí a las
primeras clases, las cuales recuerdo eran durísimas por lo que respecta a
la parte física. Hacíamos barbaridades que hoy en día no me atrevería
dar a mis alumnos. No obstante, gracias al tesón y la perseverancia de
nuestro profesor Paco, esculpí mi cuerpo y porque no decirlo, mi mente.
Tenia claro que tenía que sacarme el grado de cinturón negro de Karate.
Prácticamente lo obtendría en 3 años, tenía 21 años. Lo normal en examinarse de cinturón negro 1º Dan son unos 4 o 5 años como mínimo.
Por aquel entonces calculo que éramos unos 160 alumnos más o menos. Había 2 clases de adultos, de 8 a 9 y de 9 a
10. Algunos dábamos las dos clases consecutivas, yo entre ellos, como
no. Hoy en día esto seria impensable para muchos de nuestros jóvenes
karatekas.
Nuestro karate era muy básico pero lo compensábamos con un nivel físico envidiable.La
falta de ese nivel técnico la adquirí entrenando por mi cuenta en
diversos gimnasios, como en Córdoba con mi gran amigo y maestro Eduardo
Pardo Gómez hoy en día 7º Dan de karate. También entrenaba en el
gimnasio Kimé con mi amigo y rival competidor Cesar Martínez Blanes.
Toda esta experiencia adquirida en diversos lugares, era después compartida con mis compañeros de gimnasio de La Carlota:
Juan Ruiz Ortiz, José Antonio Carmona Moyano, Jesús Pulido Aguilar,
Rafael Rojas Carmona, Alfonso Matarín y un largo etcétera de amigos.
Nuestra
etapa de competición empezó en 1986. Siendo todavía cinto marrón me
clasifiqué como 1º clasificado en la categoría de open de kumite
(combate abierto a cualquier peso). Por aquel entonces mis compañeros
también obtuvieron buenos puestos clasificatorios en kumite: Juan Ruiz,
Jesús Pulido, entre otros.
Hace ya 27
años llevamos entrenando sin pausa y con rigor. 6 karatekas han
obtenido en cinturón negro con nosotros y probablemente otros tantos
próximamente.
Con
el tiempo se ha incrementado más disciplinas a nuestro Karate, el
Goshin Do (el camino de la defensa del cuerpo). No son más que técnicas
que estaban olvidadas con el paso del tiempo, que estaban ya incluidas
en el Karate Do. Simplemente se han sacado del baúl y se han puesto al
día, enriqueciendo notablemente al auténtico Karate Do.
Después
de tantos años practicando Karate, he llegado a la conclusión que las
medallas, copas, títulos y danes que se hayan obtenido, no son nada
comparable al día a día entrenando con compañeros y aprendiendo siempre
algo de alguien. Es muy importante tener la mente abierta a cualquier
cosa que se ofrezca y aceptarla con agrado.
Escrita por: Alejandro García Gallardo
Alejandro García Gallardo: cinturón negro 3º Dan y 2º Dan de Goshin.
Monitor de karate –Monitor Experto en Goshin.
No hay comentarios:
Publicar un comentario